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Abriéndose a la circulación del Qi

La práctica del Qi Gong (chikung) nos permite enraizarnos y abrir nuestro cuerpo a la circulación del Qi, la energía que da vida a todas las cosas.

Una columna de Qi invisible se crea entre los talones y la fontanela dando a nuestro cuerpo físico una gran estabilidad: es el primer eje de nuestro equilibrio interior.

A medida que construimos la verticalidad entre Cielo y Tierra, la energía empieza a fluir por nuestro cuerpo, y podemos liberar tensiones profundas de todo tipo: físicas, energéticas, respiratorias, emocionales…

Una sensación de anclaje y confianza profunda surge de nuestro interior. Sentimos que habitamos nuestro cuerpo, en armonía y en conexión con la naturaleza y el universo.

 

 

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